Basil Al-Sayed murió, el 29 de diciembre de 2011, de un disparo en la cabeza, mientras cubría el último baño de sangre de las fuerzas de seguridad sirias en el distrito de Bab Amr de la ciudad de Homs.
Según algunas fuentes, Al-Sayed había estado filmando las protestas en Siria desde el inicio de las revueltas, en marzo de 2011. Fue uno de los muchos sirios que asumieron los riesgos de intentar cubrir la violencia del gobierno sirio contra los manifestantes. Con una cámara de Samsung, filmó a las fuerzas de seguridad disparando contra los manifestantes.
Al-Sayed es el segundo periodista ciudadano asesinado en Siria desde el inicio de la sublevación. El primero fue el cámara y fotógrafo, Ferzat Jarban, asesinado en Homs el 20 de noviembre. Los ciudadanos han jugado un papel crucial en el suministro de información sobre la situación siria desde que los periodistas extranjeros tienen prohibido visitar el país.
Reporteros Sin Fronteras condena enérgicamente el asesinato selectivo de Al-Sayed y pide a los observadores de la Liga Árabe que investiguen su muerte.