Christine Kamikazi, Agnès Ndirubusa, Térence Mpozenzi y Egide Harerimana trabajan para el semanario Iwacu, uno de los pocos medios independientes que quedan en Burundi. El 31 de enero de 2020 los condenaron a 30 meses de cárcel.
Los detuvieron el pasado 22 de octubre cuando intentaban cubrir una incursión de rebeldes burundianos desde la República Democrática del Congo. La acusación de "complicidad en una violación de la seguridad del Estado" se quedó en "tentativa" cuando el análisis de sus teléfonos móviles demostró que no tenían vínculos ni habían contactado con el grupo rebelde.
De un panorama mediático rico y variado, Burundi pasó a una situación alarmante tras el intento de golpe de Estado de 2015: la mayoría de las radios independientes están clausuradas, hay docenas de periodistas en el exilio y, los que quedan, viven hostigados por las fuerzas de seguridad.
Iwaku se ha convertido en un objetivo de las autoridades: su web original es inaccesible en el país y uno de sus periodistas, Jean Bigirimana, desapareció en 2016. RSF ha denunciado las motivaciones políticas del juicio a los cuatro periodistas de Iwaku.
